Protección de la PI en los países en desarrollo. Una necesidad impostergable

Conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas, hoy en día utilizados como patentes medicinales

Los países en desarrollo requieren una protección profunda y sistemática de su rica producción intelectual.  Esto no es una novedad. Sin embargo, el avance de la tecnología y las comunicaciones viene provocando -desde fines del siglo XX- un enorme movimiento a escala mundial tendiente a reclamar dicha protección que -hasta ahora- es casi inexistente. Como consecuencia de la mera observación de la realidad, vemos que la propiedad intelectual se enfrenta a nuevos desafíos que -a su vez- pasaron ya a formar parte de ella.  Aparecen así, cuestiones tan diversas como  la protección de los conocimientos tradicionales, los recursos genéticos, las expresiones culturales colectivas o folclore, la biodiversidad, el software, los signos colectivos, la cuestión del medioambiente, o el cambio climático.  Coincidentemente, este gran movimiento mundial surge en los países de América Latina y África, que son ricos productores de este nuevo tipo de producción inmaterial.

Históricamente, la propiedad intelectual “clásica” ha sido una herramienta desarrollo económico y comercial.  Nacida a la sombra de la revolución industrial, su función esencial fue (y es) el desarrollo de los individuos y -tal vez como política de estado- el de las comunidades y sociedades. De esta manera nacieron y evolucionaron los diferentes derechos de propiedad intelectual de manera y a un ritmo totalmente distintos, básicamente las patentes, las marcas, y el derechos de autor.  Su función inicial consistía en proteger la producción generada por la revolución industrial. Una vez superado ese modelo de producción, la propiedad intelectual ya no puede atender solamente el desarrollo económico sino que -además- debe considerar seriamente el desarrollo social, cultural y humano en todos sus aspectos.

Sin embargo, la propiedad intelectual clásica (basada esencialmente en los monopolios absolutos que confieren los sistemas de patentes) comienza a cambiar lentamente a la luz del siglo XXI. En tal sentido, se buscan  nuevos incentivos a la creación y divulgación científica que permitan sustituir progresivamente a los viejos sistemas, al mismo tiempo que aumenta el reclamo de protección de los conocimientos tradicionales (asociados a los recursos genéticos) de los Pueblos Indígenas.

Acerca de la relación entre los sistemas de patentes y los conocimientos tradicionales, sugerimos el artículo: Conocimientos tradicionales y patentes.

Este es el gran desafío de la propiedad intelectual a comienzos del siglo XXI: convertirse en una herramiento de desarrollo económico-social, cultural y humano,  atendiendo los derechos intelectuales adquiridos de buena fe, y los reclamos de aquellos que se han visto afectados durante generaciones.

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